sábado, junio 18

Pablo.

Espero el colectivo, esta vez el 17.
Es de noche y no falta mucho para el comienzo del invierno... meses crueles si me preguntan, principalmente para aquellas personas que duermen en la calle acurrucadas con un pedazo de frazada vieja.
El frío me acaricia la cara para recordarme que bien podría haberme quedado en la cama. Con las manos ya casi congeladas y de manera torpe intento prender un cigarrillo y colocarme los auriculares para así fingir distracción ante los comentarios y las miradas de algunos hombres que al parecer aún estando en 2016 creen que necesitamos saber lo que nos harían o como nos vemos.
Pienso.
Me pregunto si te cruzaré otra vez...
Suelo verte caminando por las calles de Barracas.
Y otras veces esperando en el Metrobus de la 9 de Julio.
No sé si te extraño.
De hecho creo que no.
Pero te pienso con regularidad últimamente.
Fue mi culpa de ver más amor del que había... pero eso me di cuenta recién.
Me gustaba verte fumar, me gustaba acostarme con vos a mirar películas, me gusta despertar teniéndote al lado, me gustaba cuando sonreías para decirme que me querías.
Me gustabas.
Y en realidad... hoy no te veo.
No te veo caminando por  Barracas, ni esperando en la 9 de Julio, no te veo hace días, hace semanas, hace meses, no te veo desde aquella vez que me acompañaste hasta la parada.
Era una mañana de verano, frente había una plaza en donde algunos señores y algunas señoras iban a hacer ejercicio... a las ocho de la mañana de un domingo, yo apenas podía salir de tu cama e ir arrastrándome a tomar un colectivo que me llevase de Villa Urquiza hasta Lanús en un viaje de alrededor de dos horas, lo bueno de eso era que me permitía cerrar los ojos y dormir un rato más.
Cada vez que nos despedíamos -y si tenía suerte- ya estando sentada en algún asiento del colectivo me sentía con cierta angustia porque, sumando al hecho de que siempre llegaba tarde a casa, sentía que había un beso que olvidaba de darte.
  Y yo no sabía si ese "último" beso sería realmente el último, o habría otro.
Eso es lo que quise decirte aquel día, que yo sabía que no sabía cuando sería ese último beso.
Pero callé, como también callé ese beso.
Y vos nunca supiste que yo lo sabía.
Como tampoco supiste tantas otras cosas.
Álvarez Thomas.
Monroe.
Ceretti.
Pedro I Rivera.
No volví a recorrer esas calles.
No volví a sentir las cosas de la misma forma.
No sé porque escribo esto.
Pienso.
Me pregunto si te cruzaré otra vez... realmente a vos y no a esas personas que al mirarlas con rapidez me recuerdan a vos.
Dejaste impregnada mi vida con tu saber y eso me impacienta, ojala que no conozca a otro como vos, aunque eso es bastante inevitable.
Pero yo sigo acá, como verás... esperando un colectivo que me acerque un poco a unos labios que no son los tuyos.
Hace frío y me gusta.
Y un hombre me dijo "que linda estás, nena"
...
Hijo de puta.

No hay comentarios: